La historia de la cámara Diana
En los años sesenta, una modesta empresa de Hong Kong, Great Wall Plastics Factory, creó una cámara barata de 120 a la que bautizó con el nombre de Diana. Realizada completamente en plástico, cada unidad costaba alrededor de un dólar. La Diana fue un fracaso comercial y dejó de fabricarse una década después. Pero como toda superestrella truncada en su mejor momento, una vez desaparecida su atractivo subió como la espuma. Como herramienta artística de culto se convirtió en todo un éxito entre los fotógrafos vanguardistas y minimalistas que quedaron prendados de las imágenes suaves, como de ensueño, de los colores súper saturados, los borrones impredecibles y el contraste al alimón. Las fotos realizadas con la Diana son puras y descaradas, con personalidad propia. ¡Es imposible reproducirlas con ninguna otra cámara! En pocas palabras, la Diana adquirió prominencia y pasó a ser una de las cámaras analógicas de culto más preciadas y buscadas a partir de finales de los setenta.
Un auténtico culto al plástico sesentero, legendaria por sus imágenes ensoñadoras, etéreas, fantasiosas, radiantes y al mismo tiempo de auténtica baja tecnología. La nueva cámara lomográfica Diana+ es una fiel reproducción de la original, un homenaje a la Diana clásica con algunas prestaciones añadidas. Original de la época son su lente de plástico, 2 velocidades de obturación (luz/día y «B»), 3 aperturas de diafragma y foco manual.
Además de todo esto, la nueva Diana+ te ofrece una lente removible con una apertura micro-enana para poder convertirla en una cámara «pinhole». Además, dos posibilidades de formatos
(algunas de las imagenes de la Diana+)
(12 ó 16 imágenes cuadradas con una película estándar de 120), una posición de panorámico sin fin casi sin «costuras». Posibilidad de incorporar un trípode para largas exposiciones.
Mas info;Micrositio Diana +